De "El canto del pájaro", Anthony de Mello

El discípulo se quejaba constantemente a su maestro:

«No haces más que ocultarme

el secreto último del Zen».

Y se resistía a creer sus negativas.

Un día, el Maestro lo llevó a pasear por el monte.
Mientras andaban, oyeron cantar a un pájaro.


«¿Has oído el canto de ese pájaro?»,
le preguntó el Maestro.

«Sí», respondió el discípulo.
«Bien; ahora ya sabes que
no te he estado ocultando nada».

«Sí», asintió el discípulo.

lunes, 23 de enero de 2017

Elsa Morante: Araceli



« Y a partir de entonces empecé a aprender la exacta verdad del dicho corriente sobre los muertos: que van al Paraíso. El Paraíso es esa sustancia radiante, encantada, que con el tiempo crece alrededor de los muertos dejándolos para siempre incólumes y nutriéndolos con su esplendor. No está demostrado que este destino corresponda a todas los muertos, al contrario, tal vez a pocos. […]

                Verdaderamente, a lo mejor, los muertos quieren que su belleza crezca en el secreto, del mismo modo que en los paraísos de amor la desnudez de las enamoradas se oculta a los extraños y se guarda para los amantes. (Una contradicción de los muertos es que a menudo –aunque fugaces e imprevisibles– se dejan visitar mejor que los vivos.) »


Morante, Rosa: Araceli.
Barcelona, Bruguera (Narradores de hoy),
1984, pp. 302-303.