De "El canto del pájaro", Anthony de Mello

El discípulo se quejaba constantemente a su maestro:

«No haces más que ocultarme

el secreto último del Zen».

Y se resistía a creer sus negativas.

Un día, el Maestro lo llevó a pasear por el monte.
Mientras andaban, oyeron cantar a un pájaro.


«¿Has oído el canto de ese pájaro?»,
le preguntó el Maestro.

«Sí», respondió el discípulo.
«Bien; ahora ya sabes que
no te he estado ocultando nada».

«Sí», asintió el discípulo.

miércoles, 24 de enero de 2018

El tiempo de la noche William Sloane

« Yo iba a gritar: “¡Jesús!”, sorprendido, y me contuve. La sorpresa sólo duró un segundo, pero el sentimiento interior de alarma duró toca la noche. Era demasiado pronto. Era demasiado rápido. Había dejado de ser algo curioso y desagradable para transformarse en un asunto tan raro que sus efectos acumulativos eran ahora terroríficos. »


Sloane, William: El tiempo de la noche.
Buenos Aires, Minotauro (Otros mundos). 1974, p. 93.

martes, 23 de enero de 2018

Luz vespertina.
Donde se frotan los perros
pared con manchas.

lunes, 22 de enero de 2018

Cubo de agua
una hoja rotando
a contrareloj.

domingo, 21 de enero de 2018

Cielo rosado.
Tres garzas rezagadas
tras la parvada.

viernes, 5 de enero de 2018

más de La esposa joven, Alessandro Baricco

« […] tendría que explicarle cómo todo lo que escribimos guarda relación con lo que somos, o con lo que fuimos, pero que por lo que a mí respecta nunca he pensado que el oficio de escribir pueda resolverse en transmutar en una forma literaria nuestros propios asuntos, mediante la penosa estratagema de modificar los nombres y, a veces, la secuencia de los acontecimientos, cuando en cambio el sentido más justo de lo que podemos hacer siempre me ha parecido interponer entre nuestra vida y lo que escribimos una distancia magnífica que, forjada por la imaginación, primero, y colmada luego por el oficio y por la dedicación, nos lleva hacia otro lugar donde aparecen mundos que no existían con anterioridad, donde todo lo que hay que es íntimamente nuestro, inconfesablemente nuestro, así vuelve a existir, pero ya ignoto para nosotros, y tocado por la gracia de formas delicadísimas, […] »

Baricco, Alessandro: La esposa joven.

Barcelona, Anagrama, 2016. p. 53.

Brisa de tarde.
se mueve la telaraña
como libélula.

martes, 2 de enero de 2018

La esposa joven, Alessandro Baricco

« […] Refiero todo esto para que conste, pero también porque hoy me ha parecido vislumbrar una coherencia en todo lo que me está ocurriendo, y por eso mismo hace unas horas que me resulta sencillo oír sonidos que, de lo contrario, presa de las garras del extravío, se convierten en inaudibles: por ejemplo, el tintineo de la vida, a menudo, sobre la mesa de mármol del tiempo, como perlas dejadas caer. »

Baricco, Alessadro: La esposa joven.
Barcelona, Ed. Anagrama, 2016. p. 21.