«Pasé noches enteras leyendo[le] a Platón, san Anselmo y Spinoza. Yo no entendía nada, pero me quedó algo parecido a la sensibilidad hacia un color determinado. Una cadencia singular en los pensamientos, un acento extranjero al hablar.»
BARICCO, Alessandro: Abel.
Barcelona, Anagrama (Portal de narrativas 1,135), 2024. p. 66.