pintura de Ivan Viktorovich Parhomenko
tomada de http://www.arthit.ru/surrealism/0027/surrealism-7.html
Galatea no veía telenovelas. Le bastaba hojear los cuadernos de bocetos de Pigmalión.
espacio irreverente,
desorganizado e indisciplinado
para perder el estrés...
En construcción, disculpe las molestias.
Mientras, tome usted media taza de café.
El discípulo se quejaba constantemente a su maestro:
«No haces más que ocultarme
el secreto último del Zen».
Y se resistía a creer sus negativas.
Un día, el Maestro lo llevó a pasear por el monte.
Mientras andaban, oyeron cantar a un pájaro.
«¿Has oído el canto de ese pájaro?»,
le preguntó el Maestro.
«Sí», respondió el discípulo.
«Bien; ahora ya sabes que
no te he estado ocultando nada».
«Sí», asintió el discípulo.
Publicadas por jimeneydas a la/s 10:44 a.m.
Etiquetas: microcuentos
«¡Oh, prodigio maravilloso:
Puedo cortar madera
y sacar agua del pozo!»,
exclamó el Maestro de Zen cuando alcanzó la iluminación
Lo he comprendido al fin:
oigo un canto: veo una flor:
¡oh, que jamás se marchiten!
Netzahualcóyotl
Rey Texcocano, Siglo XV
1 comentario:
Resulta que yo sigo gente en Twiiter y no pasa pasa. Tù me sigues y yo ... quiero saludar.
Buenas noches.
=)
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