De "El canto del pájaro", Anthony de Mello

El discípulo se quejaba constantemente a su maestro:

«No haces más que ocultarme

el secreto último del Zen».

Y se resistía a creer sus negativas.

Un día, el Maestro lo llevó a pasear por el monte.
Mientras andaban, oyeron cantar a un pájaro.

«¿Has oído el canto de ese pájaro?»,
le preguntó el Maestro.
«Sí», respondió el discípulo.
«Bien; ahora ya sabes que
no te he estado ocultando nada».
«Sí», asintió el discípulo.

jueves, 8 de septiembre de 2011

Dos tercetitos...

con pretenciones de haiku...


Pido disculpas
a las hojas marchitas
de la lechuga.

¡Cuántos recuerdos!
Escogiendo naranjas
en el mercado.

Publicadas por jimeneydas a la/s 4:51 p.m.

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1 comentario:

Karla dijo...

Casi podría ser que el último secundara al primero....las lechugas celosas por la atención prestada a las naranjas.

17 de octubre de 2011, 3:49 p.m.

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