«Cada día parecía calcado del anterior. Dentro de mí, el tiempo no transcurría como una línea continua. Había perdido por completo el sentido de que algo proseguía, crecía y se formaba, el sentido de las cosas cambiaban. Para mí, la vida era una simple sucesión de instantes. Sin futuro, sin perspectiva alguna abriéndose ante mí. Y el pasado estaba sembrado de recuerdos que, sólo tocarlos, me hacían sangrar. Los tocaba, vertiendo sangre. ¿Acabaría aquella sangre derramada coagulándose y formando una costra dura? ¿Llegaría, tal vez, un momento en que, al recordar lo que había vivido junto a Aki, dejara de sentir algo?»
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