«Por encima de un patio cubierto de musgo, el cielo nocturno, muchas, muchísimas estrellas. A su lado una mujer dormida, la cabeza sobre el muslo de él. El segundo durante el cual ella ha pasado del estado de vigilia al de sueño él ha registrado una pesadez momentánea en su cuerpo, a la que el suyo ha respondido con mínimos ajustes.No vino aquí en busca de la felicidad. Vino aquí para cambiar lo que él era. Y en ella ha encontrado una válvula de escape, en esta mujer dormida, que le ofrece una salida de sí mismo, para alejarse de la persona en la que se habría convertido. Entró por accidente en un portal que daba acceso al vacío de su corazón y lo condujo hacia la luz.¿Cómo es posible que un hombre cuya labor en la vida consiste en dibujar un mapa de las emociones, sus orígenes y su final, cómo puede un hombre así creer en el amor?Adrian no lo sabe. Pero cree en él. Ahí está. Cree en él.De nuevo.»
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