De "El canto del pájaro", Anthony de Mello

El discípulo se quejaba constantemente a su maestro:

«No haces más que ocultarme

el secreto último del Zen».

Y se resistía a creer sus negativas.

Un día, el Maestro lo llevó a pasear por el monte.
Mientras andaban, oyeron cantar a un pájaro.


«¿Has oído el canto de ese pájaro?»,
le preguntó el Maestro.

«Sí», respondió el discípulo.
«Bien; ahora ya sabes que
no te he estado ocultando nada».

«Sí», asintió el discípulo.

domingo, 25 de octubre de 2015

El tango de la guardia vieja, Pérez-Reverte



« –Responde… ¿Qué haces aquí?
            Había dureza en la insistencia, ahora. Y Max, que tras el estupor inicial –con despuntes de pánico– empezaba a recobrar la sangre fría, comprendió que seguir callado era un error. Reprimiendo el deseo de retroceder y protegerse –se sentía como una almeja cruda que acabara de recibir un chorro de limón– miro los reflejos gemelos de la miel [de los ojos de ella] mientras procuraba desmentirlo todo con una sonrisa.
–Mecha, dijo.»


Pérez-Reverte, Arturo: El tango de la guardia vieja.
México, Alfaguara, 2012, p. 299.

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