De "El canto del pájaro", Anthony de Mello

El discípulo se quejaba constantemente a su maestro:

«No haces más que ocultarme

el secreto último del Zen».

Y se resistía a creer sus negativas.

Un día, el Maestro lo llevó a pasear por el monte.
Mientras andaban, oyeron cantar a un pájaro.


«¿Has oído el canto de ese pájaro?»,
le preguntó el Maestro.

«Sí», respondió el discípulo.
«Bien; ahora ya sabes que
no te he estado ocultando nada».

«Sí», asintió el discípulo.

jueves, 6 de agosto de 2009

Abandono

casa en sombras
detrás del guiso frío
la silla coja

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Sin plabras...quien no ha sentido eso alguna vez.
Un abrazo desde aqui♥
Tere.

Zarela Pacheco Abarca dijo...

así se siente. Cariños amigo poeta...editor y escritor de prosa.

Taller Literario Kapasulino dijo...

me da muchísima tristeza esta frase...
pero mira que bien escribes que con una frase haces captar toda la emoción.

Quería agradecerte también por tu comentario!