De niño (aún me acuerdo) me gustaban
mucho los sacapuntas que hacían "esculturitas" en la punta de los
lápices, ¡y acabo de descubrir que tengo uno!
Recuento autobiográfico:
Después de la preparatoria me habitué a escribir
con portaminas porque me sudaban las manos y al sacar punta hacía un
batidero... Los lápices pasaron al cajón de los recuerdos, porque
hasta para mi chamba de editor usaba minas de colores. Y ahorita no
encontré un bendito portaminas en toda la casa, jeje
Secciones amansalocos
De "El canto del pájaro", Anthony de Mello
El discípulo se quejaba constantemente a su maestro:
«No haces más que ocultarme
el secreto último del Zen».
Y se resistía a creer sus negativas.
Un día, el Maestro lo llevó a pasear por el monte.
Mientras andaban, oyeron cantar a un pájaro.
«¿Has oído el canto de ese pájaro?»,
le preguntó el Maestro.
«Sí», respondió el discípulo.
«Bien; ahora ya sabes que
no te he estado ocultando nada».
«Sí», asintió el discípulo.
sábado, 11 de enero de 2014
regresando a la infancia
Publicadas por jimeneydas a la/s 11:16 a.m.
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1 comentario:
Órale... no sabía que existían tales sacapuntas.
Me gustaría tener uno :P
Yo casi siempre uso portaminas porque o soy muy mala para sacar punta o la calidad de los lápices de manera decayó drasticamente :/
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