«Al principio, Teague se quedaba mudo de asombro. Era obvio que en ese tiempo él había negociado solamente con los hombres, hablando con palabras de una o dos sílabas en oraciones de tres o cuatro palabras, y nunca había tenido idea de la forma en que una mujer visita a otra ni de la forma en que las mujeres se ayudan unas a otras en lugar de tratar de hacer negocios.–Se llama civilización –le dijo ella a Teague, entre una visita y otra–. Las mujeres la inventaron y cada vez que ustedes los hombres hacen que vuele por los aires, la inventamos de nuevo.»
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