Otro aspecto es la saturación de información al que los internautas se ven expuestos. Un twittero que siga a cincuenta o cien twitteros, por decir una cifra modesta, tendrá que escoger algunas de entre un gran número de comunicaciones para profundizar. Supongamos que la mitad de la gente a la que sigue le da por la literatura (o algún otro tema a su elección), y que al menos la mitad de ellos produce un blog o cita alguna referencia de reseña bibliográfica, acto cultural, última noticia relevante, etcétera. Multiplíquese esta cifra con cada cuenta de Facebook y otras redes sociales, los seguimientos temáticos, los feeds RSS, las listas de correos (aún existen), la prensa diaria, los materiales del interés particular de cada quien.... y llenara varias horas de cada día en solo tratar de seguir el paso a un subconjunto muy pequeño de las actividades que se llevan a cabo en línea.
El fenómeno descrito ya había sido previsto por la ciencia ficción, al menos hace treinta años. Para demostrarlo, les propongo la lectura del siguiente fragmento de un cuento del escritor polaco Stanislaw Lem, donde se da cuenta de lo que puede llegar a padecer alguien por un exceso de información:
2 comentarios:
Interesante reflexión y artículo. Muy bueno
Simpre he sido gran lectoria y mala estudiante. Mi "cultura general" se la deebo a una enciclopedia que había en casa y no a la escuelita. Ahora con los enlaces de twitter me entero de muchísimas cosas que no sabría de otro modo, pero eso sí, leo sólo uno entre mil enlaces. El conocimiento por el conocimiento no me atrae. Hacía semanas que leí esta entrada y me quedé con las ganas de comentar y de enviarte un saludo. Muchas suerte en tus cambios, que todo sea para bien. :-)
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