De "El canto del pájaro", Anthony de Mello

El discípulo se quejaba constantemente a su maestro:

«No haces más que ocultarme

el secreto último del Zen».

Y se resistía a creer sus negativas.

Un día, el Maestro lo llevó a pasear por el monte.
Mientras andaban, oyeron cantar a un pájaro.


«¿Has oído el canto de ese pájaro?»,
le preguntó el Maestro.

«Sí», respondió el discípulo.
«Bien; ahora ya sabes que
no te he estado ocultando nada».

«Sí», asintió el discípulo.

sábado, 13 de noviembre de 2010

ABUELA GRILLO

Excelente cortometraje danés-boliviano sobre la cuestión tan actual de la importancia del agua

Abuela Grillo from Denis Chapon on Vimeo.

viernes, 12 de noviembre de 2010

Tarde dorada.

La sombra del colibrí
en la cortina.

jueves, 11 de noviembre de 2010

Es mediodía
tras la parvada
van dos palomas

jueves, 4 de noviembre de 2010

Haiku a muchas manos

Pedí en twitter ayuda para completar con cinco silabitas la primera línea de un haiku, que seguiría así:

/ … / la comida del perro / roban las aves”

La verdad es que me quedé con la imagen de los pájaritos llevándose las croquetas del plato de mis perras, pero no supe redondearla en un haiku

Agradezco las respuestas recibidas

He aquí las propuestas:

@Onirica_

“En un descuido / la comida del perro / roban las aves”

@Del diccionario>

“en complicidad / la comida del perro / roban las aves”

@Laura_Lobo

“mira al cielo / la comida del perro / roban las aves”

sábado, 30 de octubre de 2010

Tan sólo plumas

en el camión que sale

del matadero

Nueva entrada

en la sección de "Escritores invitados": Escritores Invitados


Al Alba


P. B.


por P. B.

lunes, 27 de septiembre de 2010

¡Trágame, Tierra!


Uno de tantos defectos de vivir en un pueblote es que uno hace el ridículo del año por olvidar las convenciones sociales de la gran ciudad.

Les platico que nos invitaron al examen doctoral de una amiga de mi esposa. Aprovechamos el viaje a la ciudad de México para sacar algunos pendientes en una “rápida” visita a Tula y entregar algunos archivos en una oficina de la cd. de México.
Nada salió según lo planeado: ni la impresora ni el quemador amanecieron ese día con ganas de trabajar, y para variar en la última revisión resultó que faltaban algunos escaneos. En lugar de salir en la mañana rumbo a cd. de México y seguir con calma hacia Tula, estábamos saliendo de Chilpancingo a las cuatro de la tarde, sin comer.
Cinco horas después (tres y media de viaje y una y media para atravesar el Distrito Federal de la terminal sur a la norte), apenas alcanzamos el último autobús rumbo a Tula de Allende. Llegamos pasada la media noche y nos quedamos sin cenar.
Al día siguiente teníamos que estar a las nueve de la mañana en la bodega de la zona arqueológica. Con el cansancio del viaje del día anterior, medio alcanzamos a darnos un baño y tomar un desayuno apresurado. El baño no sirvió de mucho: hay pocos lugares tan polvorientos como una bodega de materiales arqueológicos. Entre el trabajo en la bodega y el museo, y una visita a la zona arqueológica para corroborar datos, se nos volvió a hacer tarde. En vez de regresar al mediodía para alcanzar a comer, ir al zócalo y de ahí a Ciudad Universitaria para llegar a más tardar a las seis de la tarde, hora del examen, abordamos el autobús rumbo al D. F. a las tres de la tarde, de nuevo sin comer más que unos colchones bimbo y una lata de refresco, en ropas de trabajo, empolvados y asoleados.
Por si fuera poco, la lluvia nos retrasó aún más y convirtió en lodo buena parte del polvo que no alcanzamos a sacudir. Corrimos de la central norte al Zócalo, evadiendo con un poco de suerte la manifestación de rigor y, justo a las seis de la tarde, estábamos entregando el paquete.
--¿Será que alcancemos a llegar al examen?, debe estar empezando ahorita.
--Ya ves que siempre comienzan tarde, acuérdate que el tuyo de Maestría comenzó más de media hora después. Vamos a hacer el intento.
El trayecto nos llevó más de una hora. Corrimos nuevamente bajo la lluvia hasta la Facultad de Filosofía y Letras, cargando las dos mochilitas del equipaje y todavía nos tardamos un buen rato en dar con la Sala de Consejo, donde se celebraba el examen.
Más de una hora y media después, mojados, con los pelos parados, los tenis enlodados, cara de hambrientos, empanizados por el polvo y la lluvia, en ropas de trabajo y cargando las mochilitas y las gorras, estábamos con la oreja pegada a la puerta tratando de adivinar si aún estaba el examen en curso.
Decidimos entreabrir la puerta y asomarnos despacito. ¡Ups! Alguien desde dentro la abrió del todo. Nos vimos ante una sala llena de académicos --incluyendo algunas "vacas sagradas"-- y familiares de la doctorante, todos vestidos con sus mejores galas: trajes, corbatas, vestidos largos y joyas volteando a ver a los dos fachosos impuntuales de la puerta. Ahí nos quedamos, pues no alcanzamos asiento, y no teníamos ni para donde movernos.
Mientras nos tratábamos de hacer chiquitos, cosa muy difícil porque éramos los únicos que había detrás del jurado, la examinada, que estaba terminando su disertación, siguiendo las miradas de los que nos veían como a bichos raros, repara en nuestra presencia y decide enfatizar el tema que esta discutiendo con un “y como cité de las obras de Elizabeth, aquí presente, a quien agradezco que…” al tiempo que la señalaba con un ademán, que fue seguido por la presidenta del jurado, quien se dio la vuelta sobre su asiento, se nos queda viendo y remata con un saludo agitando la mano.
Al terminar el examen, tratamos de huir sin ser notados aprovechando los aplausos y saludos a la nueva doctora, que nos vuelve a ver entre la multitud y enfrente de todos, nos dice: “¡Hey: ustedes dos!, tienen que estar en el brindis. Ahorita encuentro a alguien que los lleve. No me fallen, que les toca regalo especial…”
Espero que nunca se vean en el trance de estar en un salón arreglado con flores y manteles largos, mientras los meseros reparten bocadillitos de caviar y otras delicias, además de copas de vino espumoso sin haber comido bien en dos días. No sabe uno si de plano pedir que le dejen a uno las charolas y terminar de hacer el rídículo o tratar de salvar las apariencias… Y todo porque se nos olvidó el “pequeño detalle” de que los examenes profesionales, y más aún los de grado, son motivo de fiesta solemne para la mayor parte del mundo civilizado.

jueves, 11 de marzo de 2010

Más pronto cae un hablador que un cojo...


Anuncié recientemente, con bombo y platillo desde mi MSN, Twitter, etcétera, que ¡ya tengo el argumento para escribir una mi primera novela!

Dos días después, y tras rehacer varias veces los tres primeros párrafos, caí en la cuenta de que lo que concebí como una obra de fantasía, enfocada más a lo sobrenatural que a lo épico, se me está convirtiendo en una novela de terror, a pesar de que la trama sigue siendo la misma...

De por sí soy lento para escribir, y ahora que me embarco en una tarea de gran calado no sé ni para cuándo podré tener, siquiera el primer capítulo. Lo que sí es seguro es es tendré un poco (más) abandonado este blogcito.

Les iré informando de los avances y, aprovecho para agradecer los mensajes de apoyo recibidos.



martes, 2 de marzo de 2010

Internet y el fin de la erudición

Es un lugar común decir que la Internet ha cambiado el mundo. El acceso casi inmediato a un gran volumen de datos (cuya precisión y veracidad son difíciles de garantizar, pero ésa es otra historia...) nos ha llevado a cambiar algunos paradigmas de la actividad cultural, entre ellos el valor de la erudición. Lo que años antes se conseguía con años de lecturas cuidadosas para comprender sin vacilaciones alguna referencia oscura a la cultura clásica ahora lleva unos cuantos segundos de buscar en Google qué diablos quiso decir alguien al hablar, por ejemplo, de las cualidades comunicativas de Janto (uno de los caballos de Aquiles, dotado por los dioses del don de la palabra, además de una velocidad y fuerza descomunales) y no quedarse con cara de "What?".

Otro aspecto es la saturación de información al que los internautas se ven expuestos. Un twittero que siga a cincuenta o cien twitteros, por decir una cifra modesta, tendrá que escoger algunas de entre un gran número de comunicaciones para profundizar. Supongamos que la mitad de la gente a la que sigue le da por la literatura (o algún otro tema a su elección), y que al menos la mitad de ellos produce un blog o cita alguna referencia de reseña bibliográfica, acto cultural, última noticia relevante, etcétera. Multiplíquese esta cifra con cada cuenta de Facebook y otras redes sociales, los seguimientos temáticos, los feeds RSS, las listas de correos (aún existen), la prensa diaria, los materiales del interés particular de cada quien.... y llenara varias horas de cada día en solo tratar de seguir el paso a un subconjunto muy pequeño de las actividades que se llevan a cabo en línea.

El fenómeno descrito ya había sido previsto por la ciencia ficción, al menos hace treinta años. Para demostrarlo, les propongo la lectura del siguiente fragmento de un cuento del escritor polaco Stanislaw Lem, donde se da cuenta de lo que puede llegar a padecer alguien por un exceso de información:

miércoles, 10 de febrero de 2010

gozo

qué mejor suerte
que reencarnar en nutria
sin gente cerca

viernes, 29 de enero de 2010

SEGUNDO ANIVERSARIO,
ENTRADA NÚMERO CIEN
numeralia, historia y final cursi

Numeralia:

Casi siete mil visitantes, 40% de ellos de México (aunque buena parte debe ser tráfico mío), y 31% españoles, aunque se han llegado a registrar lugares inesperados como Lituania (una), Senegal (una) y Qatar (una).
La publicación más vista: "Una leyenda de terror" (donde por cierto, se puede escuchar mi "melodiosa" voz), 9% de visitas; "Dos romances castellanos... medio subidos de tono", 4%, y "Rondas Infantiles", 2%; casi todas ellas a partir de búsquedas de Google, donde encabezan los listados. Curiosamente, son las menos comentadas.
Tres son las entradas de las que me siento realmente orgulloso (¿adivinarán cuáles?).
Incontables las ideas que se quedaron en el disco duro (antes los proyectos se quedaban en el tintero...) ya sea por que se perdió la inspiración o porque no valía la pena publicarlas.

Historia:

Hace dos años abrí este espacio, como un experimento, pensándolo más como una especie de disco duro virtual para tener a la mano textos, poemas y canciones de mi predilección, así como vínculos útiles a mis páginas web preferidas y, por qué no, también para sentirme habitante de la blogósfera.
Pronto decidí (al fin de cuentas tengo formación de arqueólogo y por tanto, la deformación profesional de clasificar todo) que si no se creaban espacios temáticos, esto terminaría siendo un batidillo ilegible (como terminó siéndolo, después de todo), así es que me di a la tarea de crear los blogs subsidiarios.
Experimentando y robándome algunas ideas de aquí y de allá, y gracias a los consejos y recomendaciones de Ángela Arias, de Los hijos de aesir El rincón amansalocos fue tomando su forma actual, donde se han alternado comentarios y reseñas de libros y películas, mis cada vez más frecuentes (y deficientes) tercetos-aspirantes-de-haiku, algunas añoranzas y recuerdos junto con preocupaciones del momento.

¿El balance? Gracias a este espacio he consolidado amistades y me he enriquecido con los aportes y comentarios de otros blogeros a cuyas páginas soy asiduo.


¿El futuro? Quizá cambie la plantilla (ya me aburrió la presentación actual, jeje), y aprenda más códigos HTML para lograr que las entradas queden editorialmente correctas (me desespera no poder manejar sangrías a mi gusto) ¡espero seguir presente por acá un buen tiempo!


final cursi:
O una forma de agradecer a todos los que han pasado por acá:
¡Gracias a TODOS mis lectores, asiduos y ocasionales, sin los cuales este espacio habría tenido muy corta vida!

jueves, 14 de enero de 2010

Vacio Del Alma

No soy afecto a las presentaciones de Power Point que suelen inundar las bandejas de entrada de correo electrónico.

La mayoría de las veces se trata de lugares comunes o recurren a un sentimentalismo barato.

Pero de cuando en cuando me llegan algunas cosas que sí valen la pena.

Me gustó este archivo, y lo comparto con ustedes.

(además de que quiero probar este gadget para postear directamente los archivos --de varias plataformas-- en Blogger, jeje)



miércoles, 13 de enero de 2010

Enojo

Inexperto
el cachorro les ladra
a las hormigas

domingo, 10 de enero de 2010

Saudade

"Saudade es una palabra cercana de nostalgia, pero no tiene un significado preciso.

La palabra "saudade" como voz portuguesa empleada también en la lengua gallega, del latín solitas, solead.

En su origen, está fuertemente vinculada a la aventura histórica de las navegaciones, en el siglo XVI. Se puede decir que esa palabra tiene su cuna en el mar. Los marinos y pescadores, en sus prolongadas ausencias de meses y a veces de años, sufren"saudade" de la tierra, de sus familiares, de sus hogares, de su amada, en fin, de su patria. El término tiene un sabor de nostalgia, pero es difícil traducir en otro idioma lo que es más típico del concepto portugués saudade. Aquí en Brasil saudade es una única palabra, en diferentes palabras. Es común encontrarla en las lápidas en alusión al dolor de la ausencia provocada por la muerte. Pero en la literatura y en la canción es un tema crónico. Es la que arquitecta la estrofa y conduce el tono. No importa el género literario o el estilo musical, no importa el autor, la época o la situación."

tomado de Foro Cervantes: forocervantes@gruposyahoo.com

sábado, 9 de enero de 2010

querencia

Suenan las llaves
cascabel que presagia
calor de hogar

jueves, 7 de enero de 2010

"YO CREO EN LOS NUEVOS AUTORES, ¿Y TÚ...?"


El blog Literatura Youth Fantasy ha lanzado una entusiasta campaña encaminada a fomentar la difusión y publicación de obras del género de literatura fantástica juvenil.

El Rincón saluda afectuosamente esa iniciativa y ofrece su apoyo para promover a los autores que incursionen en el género con dos ideas: creación de un blog-taller (o quizá un foro sea más apropiado) donde se pueda discutir a detalle aspectos específicos tanto de la trama en general (la historia, los personajes, su entorno, etc.) como las cuestiones más particulares de la redacción de párrafos o capítulos. Otra, formar un banco de Beta-readers que se comprometan a analizar (y en su caso proponer mejoras) a las autores que lo soliciten.

constancia

Tras la jornada
el libro en lectura
me espera fiel