De "El canto del pájaro", Anthony de Mello

El discípulo se quejaba constantemente a su maestro:

«No haces más que ocultarme

el secreto último del Zen».

Y se resistía a creer sus negativas.

Un día, el Maestro lo llevó a pasear por el monte.
Mientras andaban, oyeron cantar a un pájaro.


«¿Has oído el canto de ese pájaro?»,
le preguntó el Maestro.

«Sí», respondió el discípulo.
«Bien; ahora ya sabes que
no te he estado ocultando nada».

«Sí», asintió el discípulo.

jueves, 27 de febrero de 2020

Sabines

« Recuerdo que recuerdo su nombre,
sus labios, su transparente falda.
Tiene los pechos dulces, y de un lugar
a otro de su cuerpo hay una gran distancia:
de pezón a pezón cien labios y una hora,
de pupila a pupila un corazón, dos lágrimas. »

Jaime Sabines

martes, 25 de febrero de 2020

Eva Blanch, Corazón amarillo, sangre azul


« […] Cómo detestamos eso. Gastar las palabras en decir cosas útiles, cosas con sentido. Para ti y para mí las palabras son otra cosa. Me hablas de la magia que hay en ellas […] Me hablas del horripilante día en que las palabras quedarán vacías de esa magia y aparecerá el aburrimiento. El terrorífico día en que todo habrá terminado. »

Blanch, Eva: “La amante” en Corazón amarillo, sangre azul.
México, 2016, Tusquets (Andanzas 874). p. 175.