El
medium debió cambiar su oficio. Cada que entraba en trance lo contactaban las
ánimas de nigromantes condenados por contactar a los
muertos.
Secciones amansalocos
De "El canto del pájaro", Anthony de Mello
El discípulo se quejaba constantemente a su maestro:
«No haces más que ocultarme
el secreto último del Zen».
Y se resistía a creer sus negativas.
Un día, el Maestro lo llevó a pasear por el monte.
Mientras andaban, oyeron cantar a un pájaro.
«¿Has oído el canto de ese pájaro?»,
le preguntó el Maestro.
«Sí», respondió el discípulo.
«Bien; ahora ya sabes que
no te he estado ocultando nada».
«Sí», asintió el discípulo.
miércoles, 14 de diciembre de 2016
y va de Cuentuito
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viernes, 9 de diciembre de 2016
La primera mujer, Nedim Gürsel
«Alargar la mano y tocar esa voz. Poder sentir su calor. Percibir primero su dulzura, luego su blancura deslumbrante. Poco a poco poder cogerla de la mano, a esa voz. Acariciar su rostro, sus cabellos. Poder respirarla hasta la ebierdad. La voz habla, es cierto. Pero lo que dice poco importa. Solo cuenta su existencia, su murmullo sofocado. […]»
Barcelona, Martínez Roca, 1989. p. 65.
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jueves, 17 de noviembre de 2016
Endo,Shusaku, Escándalo
«Con hábiles movimientos de los palillos, ella se llevó a la boca una porción del arroz. Un sonido seco, crujiente, surgió de su boca cuando masticó el arroz. Mientras contemplaba los movimentos de su boca, Suguro notó en el gesto una manifiesta sensualidad. Era una sensación erótica, que recordaba el acto sexual como jamás se le había pasado por la cabeza mientras cenaba con su esposa o con ninguna otra mujer. […] La señora Naruse extendió la mano y tomó algunas gambitas del plato para llevárselas a la boca. El escritor apreció como los dientes se movían tras los labios suamente cerrados. La expresión de la mujer mientras saboreaba la comida le recordó algo […] Por un instante, Suguro se preguntó si aquélla sería la expresión de la mujer cuando hacía el amor […]
–Entonces, ¿tiene otros disfraces, otras personalidades?–¿Y usted?–Supongo que debo tenerlas, Sin ellas no podría escribir.–Exactamente así soy yo. ».
Endo, Shusaku: Escándalo,
México, Diana
(Edivisión), 1988, pp. 102-103.
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