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Más allá del ruido del agua
espacio irreverente,
desorganizado e indisciplinado
para perder el estrés...
En construcción, disculpe las molestias.
Mientras, tome usted media taza de café.
El discípulo se quejaba constantemente a su maestro:
«No haces más que ocultarme
el secreto último del Zen».
Y se resistía a creer sus negativas.
Un día, el Maestro lo llevó a pasear por el monte.
Mientras andaban, oyeron cantar a un pájaro.
«¿Has oído el canto de ese pájaro?»,
le preguntó el Maestro.
«Sí», respondió el discípulo.
«Bien; ahora ya sabes que
no te he estado ocultando nada».
«Sí», asintió el discípulo.
Publicadas por jimeneydas a la/s 10:45 a.m. 0 comentarios
«Tal vez dejé de hacerlo [escribir cuentos] porque en realidad aprendí a escribir novelas […] tratar un tema en profundidad, en un formato largo me parecía natural. Me acostumbré a tener espacio para estudiar bien las cosas. Para detenerme un poco. Para construir a través de muchas escenas diferentes. Incluso los pocos cuentos que escribí en los últimos años eran ideas para ser desarrolladas en la extensión de una novela, ideas que trataban de formarse.
[…]
Y ahora no podía escribir cuentos.
Ni siquiera podía pensar un cuento. »
Publicadas por jimeneydas a la/s 8:34 p.m. 0 comentarios
Etiquetas: Antologías
«[…] y yo soy el único que sabe la verdad. Durante mucho tiempo pensé que iba a llevarme esta historia a la tumba, pero ahora me doy cuenta de que no puedo hacerlo. Tal como yo lo veo, no se me permitirá morir hasta que la escriba. Hace mucho que mi trabajo real ha terminado, así que ¿por qué razón estoy vivo? Pienso que la Tierra me ha mantenido con vida para que pueda contar la historia de su victoria, y os ha mantenido a vosotros con vida para que podáis oírla. Los dioses son así. No les basta estar al mando de todo. También quieren ser famosos.»
Publicadas por jimeneydas a la/s 4:55 p.m. 0 comentarios
Etiquetas: Antologías
«No quiso oír la respuesta. No quería tener nada que ver con ella. Estaba avergonzado […] Tantos años guardándose las cosas, tantos años sin acercarse a nadie sin hablar de nada de lo que quería hablar, y ahora cuando por fin dejaba escapar algo que realmente le importaba, tenía que ser ante ella. Le volvió la espalda y se alejó. Ahora que no estaba tan cerca de ella, ahora que no le estaba prestando atención se dio cuenta de que había más gente hablando. El sonido viajaba bien en el aire seco y claro de la noche. Probablemente todos los de las tiendas habían oído la conversación. Probablemente hasta se estaban asomando para ver qué pasaba. Ninguna humillación era completa si no había testigos.»
Publicadas por jimeneydas a la/s 3:22 p.m. 0 comentarios
Etiquetas: Antologías
«Al principio, Teague se quedaba mudo de asombro. Era obvio que en ese tiempo él había negociado solamente con los hombres, hablando con palabras de una o dos sílabas en oraciones de tres o cuatro palabras, y nunca había tenido idea de la forma en que una mujer visita a otra ni de la forma en que las mujeres se ayudan unas a otras en lugar de tratar de hacer negocios.–Se llama civilización –le dijo ella a Teague, entre una visita y otra–. Las mujeres la inventaron y cada vez que ustedes los hombres hacen que vuele por los aires, la inventamos de nuevo.»
Publicadas por jimeneydas a la/s 6:44 p.m. 0 comentarios
Etiquetas: Antologías
Publicadas por jimeneydas a la/s 6:51 p.m. 0 comentarios
Etiquetas: haiku
«¡Oh, prodigio maravilloso:
Puedo cortar madera
y sacar agua del pozo!»,
exclamó el Maestro de Zen cuando alcanzó la iluminación
Lo he comprendido al fin:
oigo un canto: veo una flor:
¡oh, que jamás se marchiten!
Netzahualcóyotl
Rey Texcocano, Siglo XV