De "El canto del pájaro", Anthony de Mello

El discípulo se quejaba constantemente a su maestro:

«No haces más que ocultarme

el secreto último del Zen».

Y se resistía a creer sus negativas.

Un día, el Maestro lo llevó a pasear por el monte.
Mientras andaban, oyeron cantar a un pájaro.


«¿Has oído el canto de ese pájaro?»,
le preguntó el Maestro.

«Sí», respondió el discípulo.
«Bien; ahora ya sabes que
no te he estado ocultando nada».

«Sí», asintió el discípulo.

martes, 19 de julio de 2011

Tras la llovizna
arriba y abajo
flores amarillas

1 comentario:

Espaciolandesa dijo...

Oh... qué bonito.

Verás, algunos haikus me parecen algo carentes de ritmo (o como se diga). Como que no, no sé, se oyen bonitos.

Pero sí n_n