De "El canto del pájaro", Anthony de Mello

El discípulo se quejaba constantemente a su maestro:

«No haces más que ocultarme

el secreto último del Zen».

Y se resistía a creer sus negativas.

Un día, el Maestro lo llevó a pasear por el monte.
Mientras andaban, oyeron cantar a un pájaro.


«¿Has oído el canto de ese pájaro?»,
le preguntó el Maestro.

«Sí», respondió el discípulo.
«Bien; ahora ya sabes que
no te he estado ocultando nada».

«Sí», asintió el discípulo.

sábado, 9 de junio de 2012

... sueños guajiros


Hace tiempo mencionaba acá una crítica demoledora sobre un texto,
mencionando que esperaba que nunca nadie se refiriera a un trabajo mío de esa manera.
Ahora pongo la contraparte. ¿Será muy presuntuoso pretender escribir alguna vez algo que merezca una opinión de este tipo?

«A primera vista, el texto era simple y llano, sin embargo, leyéndolo con atención, uno se daba cuenta de que había sido elaborado y arreglado de forma escrupulosa. No sobraba nada y, al mismo tiempo, habían escrito todo lo necesario. Aunque las expresiones calificativas eran reducidas, las descripciones eran precisas y ricas en matices. Y en el texto se percibía, sobre todo, una especie de musicalidad extraordinaria. El lector podía captar ese eco profundo aunque no leyera en voz alta.»

Murakami, Haruki:
1Q84, (Libro 2) Tusquets editores, 2009, p. 615.

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