« “Hay demasiado mundo”, pensaba. Y buscaba una solución.
[…] Intuyó que escribir una cosa significa poseerla, ilusión hacia la que se inclina una parte no desdeñable de la humanidad. Pensó en centenares de páginas abarrotadas de palabras y sintió que el mundo le daba un poco menos de miedo. […] Aquella misma noche empezó la meticulosa tarea que le habría de acompañar durante años. Releída retrospectivamente, la primera anotación revela una mente significativamente predispuesta al rigor metodológica de la ciencia:
1. Las cosas: hay que escribirlas para no olvidarlas. »
No hay comentarios.:
Publicar un comentario