–¿Tiene idea de cuál podría ser la identidad de esa mujer?
–No exactamente –respondió el señor Berger.
–¿Se atreve a hacer alguna conjetura?
–Le parecerá raro.
–Sin duda.
–Puede que piense que estoy loco.
–Señor mío, casi no nos conocemos. No osaría emitir un juicio semejante hasta que nos conocierámos mejor.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario