De "El canto del pájaro", Anthony de Mello

El discípulo se quejaba constantemente a su maestro:

«No haces más que ocultarme

el secreto último del Zen».

Y se resistía a creer sus negativas.

Un día, el Maestro lo llevó a pasear por el monte.
Mientras andaban, oyeron cantar a un pájaro.


«¿Has oído el canto de ese pájaro?»,
le preguntó el Maestro.

«Sí», respondió el discípulo.
«Bien; ahora ya sabes que
no te he estado ocultando nada».

«Sí», asintió el discípulo.

viernes, 24 de julio de 2020

La casa de las miniaturas (3) Jessie Burton

« --Mi hija siente una gran pasión por el mundo, señora, pero lo reconozco: con frecuencia desdeña la forma en que el mundo se presenta ante ella. Siempre decía que había algo fuera de su alcance. Lo llamaba “la eternidad fugaz”. […] desde pequeña deseó vivir fuera de los límites del tiempo medido. Siempre díscola, siempre curiosa. Se burlaba de la gente que se aferra a sus relojes, que quiere tenerlo todo ordenado. [ ... ] Decía que lo hacía porque veía el alma de esa gente, su tiempo interior, un lugar que no tenía en cuenta ni horas ni minutos.  [...] Mi hija estaba convencida de que sus actos tenían un propósito, pero yo traté de inculcarle que su don de observación tenía sus límites. Los demás debían decidir si querían ver lo que veía ella, o todo sería inútil. »
  

Burton, Jessie: La casa de las miniaturas.

Barcelona, Salamandra (narrativa), 2015, pp. 386-387.


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