«¿Estaba Cathie esperando que fuera él quien pronunciara las primeras palabras que los definirían en sus respectivos papeles? "Esto no puede seguir." "Esto no debe pasar." "¿Qué vamos a hacer?"
--Cuantos terrones deseas?
--Dos, en una taza de ese tamaño.[...]
La infusión sabía a guiso. Añadió más azúcar y se sentó de cara a Cathie. Ella puso el rostro entre las manos y lo miró. Moseby debía proferir lo que ya era preciso. Fuera lo que fuese.
--¿Estás bien?
--Un poco cansada. ¿Qué extravagante ...! Dormir mucho puede fatigarte.»
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