Misa tardía. 

Por un hueco del vitral

el cielo gris.

 Ciclo vital

Las mosquitas de fruta

en la composta.

 

Tabla de picar.

Al compás del cuchillo

bailan los dedos.

 Suave destello

la luz del relámpago

en los candiles.

 Joyas efímeras

las gotas de lluvia

en el tragaluz.

 Aroma cálido

empaña mis lentes

la vaporera.

Mi primer tanka

 Un tallo roto.

Su flor mordisqueada

yace en el piso.

La oruga caída

huye de las hormigas. *

* alguna vez me hice el propósito de no intentar escribir tankas (me parecían --y aún lo pienso-- muy snobs).

Pero no soy capaz de poner en un haiku la imagen de una oruga que, por tragona, se vino abajo con todo y la flor que se estaba comiendo.

 Por casi un año

la cadena del perro

cuelgan inerte.

Abel, Alessandro Baricco

 «Pasé noches enteras leyendo[le] a Platón, san Anselmo y Spinoza. Yo no entendía nada, pero me quedó algo parecido a la sensibilidad hacia un color determinado.  Una cadencia singular en los pensamientos, un acento extranjero al hablar.»

BARICCO, Alessandro: Abel.

Barcelona, Anagrama (Portal de narrativas 1,135), 2024. p. 66.

 Noche sin luna

de pronto una sombra

se mueve sola.

 Pared de adobe.

Cuelgan descuadradas

las fotos viejas.

Satoshi Yagisawa, 'Una velada en la librería Morisaki'

 «[...] --Había nacido en mí ese sentimiento de esperanza. Algo muy, muy sucio, una emoción repugnante y odiosa--.

[...]

Me pareció infinitamente triste que aquel fuera el motivo por el cual le gustara la lectura [...]»

YAGISAMA, Satoshi: Una velada en la librería Morisaki.

México, 2024. Urbano (Plata), pp. 134, 236.

 Falsa amenaza

Al huir, la lagartija

pierde la cola

 

Cielo zafiro.

De tan blanca la nube

hiere los ojos.

 

Lluvia inminente

La fila de hormigas

aún más nutrida.