De "El canto del pájaro", Anthony de Mello

El discípulo se quejaba constantemente a su maestro:

«No haces más que ocultarme

el secreto último del Zen».

Y se resistía a creer sus negativas.

Un día, el Maestro lo llevó a pasear por el monte.
Mientras andaban, oyeron cantar a un pájaro.


«¿Has oído el canto de ese pájaro?»,
le preguntó el Maestro.

«Sí», respondió el discípulo.
«Bien; ahora ya sabes que
no te he estado ocultando nada».

«Sí», asintió el discípulo.

martes, 25 de febrero de 2014



Al parecer, el vicio de citar sin ton ni son (o aún de inventarse las citas) no es una moda de Internet. Este texto fue escrito en la tercera década del siglo XIX:
«[...] la costumbre de citar viejos y nuevos libros es la diversión principal del autor joven, y es así que un par de citas profundas y eruditas son el adorno de todo hombre ... Conozco, además, el artificio de esos grandes genios que saben entresacarse las pasas de los bollos y las citas de los cuadernos del colegio ... soy un hombre bien situado, consumo al año mis diez mil citas; sí, hasta he descubierto la forma de dar citas falsas como si fueran auténticas [...]»


HEINE, Heinrich: "A Avelina", en Los dioses en el exilio,
Barcelona, Bruguera, 1984, pp. 104-105.

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