De "El canto del pájaro", Anthony de Mello

El discípulo se quejaba constantemente a su maestro:

«No haces más que ocultarme

el secreto último del Zen».

Y se resistía a creer sus negativas.

Un día, el Maestro lo llevó a pasear por el monte.
Mientras andaban, oyeron cantar a un pájaro.


«¿Has oído el canto de ese pájaro?»,
le preguntó el Maestro.

«Sí», respondió el discípulo.
«Bien; ahora ya sabes que
no te he estado ocultando nada».

«Sí», asintió el discípulo.

jueves, 14 de junio de 2018

La mano de la buena fortuna, Goran Petrovic


« En su mente, Adam abordaba el lugar del cambio exigido desde varios ángulos, evaluaba la intervención final y lo que iba a pasar con las frases aledañas. Al fin, decidió dónde y cómo intervenir, clavó la punta de su lápiz como si fuera escalpelo, más precisamente la clavó como si fuera una azada, en la mera raíz de la descripción, empezó a tachar, a cambiar el orden de las palabras, a permutar las oraciones, agregó una conjunción, arrancó toda una imagen y, finalmente, juntó dos párrafos. Estaba todo sudoroso, desagradablemente sudoroso a causa de su conciencia intranquila, la pérgola con las rosas tardías había desaparecido como si jamás hubiera existido, la herida apenas se notaba, […] »
 
Petrovic, Goran: La mano de la buena fortuna.
Madrid, 2006. Sexto Piso. p. 73.

No hay comentarios.: