De "El canto del pájaro", Anthony de Mello

El discípulo se quejaba constantemente a su maestro:

«No haces más que ocultarme

el secreto último del Zen».

Y se resistía a creer sus negativas.

Un día, el Maestro lo llevó a pasear por el monte.
Mientras andaban, oyeron cantar a un pájaro.


«¿Has oído el canto de ese pájaro?»,
le preguntó el Maestro.

«Sí», respondió el discípulo.
«Bien; ahora ya sabes que
no te he estado ocultando nada».

«Sí», asintió el discípulo.

viernes, 29 de junio de 2018

Petrovic, Goran: La mano de la buena fortuna

« En otra ocasión vi a una persona con guantes de hilo beige y una pamela parecida a la suya, con un vestido de seda cruda […] junto al gran río que atravesaba el valle; me apresuré, no encontré a nadie, pero la corriente aún no se había llevado la imagen del agua junto a la orilla: me agaché, tomé el reflejo con mis dos manos juntas y sumergí mi rostro en la imagen de Natalia Dimitrijevic, con mi mejilla pegada a la suya, hasta que me atraganté. »

Petrovic, Goran: La mano de la buena fortuna.
Madrid, Sexto Piso, 2006, p. 277.

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