De "El canto del pájaro", Anthony de Mello

El discípulo se quejaba constantemente a su maestro:

«No haces más que ocultarme

el secreto último del Zen».

Y se resistía a creer sus negativas.

Un día, el Maestro lo llevó a pasear por el monte.
Mientras andaban, oyeron cantar a un pájaro.


«¿Has oído el canto de ese pájaro?»,
le preguntó el Maestro.

«Sí», respondió el discípulo.
«Bien; ahora ya sabes que
no te he estado ocultando nada».

«Sí», asintió el discípulo.

jueves, 29 de octubre de 2009

insomnio

Noche en blanco
el tic tac del reloj
arrulla la nada

7 comentarios:

Mareas dijo...

Muy buen haiku. Me encanta la poesía breve, es mucho más difícil de elaborar (según mi humilde criterio), un haiku que un poema común. A mí personalmente me cuesta mucho elaborarlos, pero lo intento. Fue un placer leerte en esta tarde.

Me presento.

Estoy recorriendo blogs literarios extendiendo esta invitación
a distintos poetas:

Soy moderadora del portal literario Mareas del alma: http://mareasdelalma.foroactivo.com

Sería realmente un honor para todos nosotros contar con un
escritor como vos dentro de nuestro núcleo, para enriquecernos,
aprender y soñar en un ambiente de amistad y armonía.

Podrás utilizar el espacio para publicitar tu blog con otros poetas
sin otro fin que el de compartir un momento agradable,
que conozcan el fruto de tu inspiración y sentir ese placer de la
compañía de un par que también siente y ama la poesía.

Mil disculpas por la molestia, ojalá pueda encontrarte allí, ojalá.

Un besito para vos y gracias por el tiempo que me has brindado.

Denn

Zarela Pacheco Abarca dijo...

Me inspiraste...me gustó el tema del insomnio. Buen haiku. Cariños para ti.

Marisol Cragg de Mark dijo...

Qué arte! con pocas palabras se puede decir tanto! Muchos saludos berlineses.

Betty dijo...

me gustan mucho los haiku porque tienen esa cosa de decirlo todo en pocas palabras.
besos y buena semana

La Maquinista Yey★ dijo...

Muy buena!

Estoy visitando la estación de uno de mis pasajeros!

Un gusto leerte

Helena Luna dijo...

¡Mírame a mi, a las dos de la mañana de un martes! Amado y odiado insomnio, bendita falta de sueño que hace volar las palabras y maldita dependencia del sueño que nos obliga a parar unos minutos.
¿Y si tuvieramos las 24 horas del día para hacer lo que quisiéramos?
Besazos en duermevela.
Lena
PD: un piropo como el tuyo, viniendo de quien viene, es dos veces halagador,querido :)

Cassiopeia dijo...

;)