De "El canto del pájaro", Anthony de Mello

El discípulo se quejaba constantemente a su maestro:

«No haces más que ocultarme

el secreto último del Zen».

Y se resistía a creer sus negativas.

Un día, el Maestro lo llevó a pasear por el monte.
Mientras andaban, oyeron cantar a un pájaro.


«¿Has oído el canto de ese pájaro?»,
le preguntó el Maestro.

«Sí», respondió el discípulo.
«Bien; ahora ya sabes que
no te he estado ocultando nada».

«Sí», asintió el discípulo.

domingo, 8 de enero de 2012

La pesadilla de cualquier editor

Entre los editores, es costumbre abrir desenfrenadamente los libros recién impresos que se tuvieron a cargo en busca de esas pifias que arruinan la obra final, para terminar constatando que "al mejor cazador se le va la liebre" (bueno, "gazapo" para seguir con la terminología del medio editorial).
Cuando uno las descubre, sólo queda argumentar que son obra de los duendes de las imprentas o la clásica frase de disculpa: "La culpa siempre es del impresor".
Pero hay de errores a horrores, y más en editoriales que se supone deben estar exentas de cometerlos, entre ellas las prestigiadas Fondo de Cultura Económica (FCE), El Colegio de México, (Colmex) y Artes de México:


Encarte con fe de erratas en
Braniff, Beatriz, Paquimé, México, FCE-Colmex, 2009.




100 obras: Catálogo esencial del Museo Nacional de Antropología
México, Artes de México, 2010, p. 186.


Pero bueno, el que esté libre de erratas, que tire la primer piedra.

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