De "El canto del pájaro", Anthony de Mello

El discípulo se quejaba constantemente a su maestro:

«No haces más que ocultarme

el secreto último del Zen».

Y se resistía a creer sus negativas.

Un día, el Maestro lo llevó a pasear por el monte.
Mientras andaban, oyeron cantar a un pájaro.


«¿Has oído el canto de ese pájaro?»,
le preguntó el Maestro.

«Sí», respondió el discípulo.
«Bien; ahora ya sabes que
no te he estado ocultando nada».

«Sí», asintió el discípulo.

martes, 25 de marzo de 2014

más confesiones de ignorancia y fracaso...

.. cada que quiero escribir un haiku y no me encaja la métrica (5-7-5), me acuerdo de la leyenda de Procusto: (personaje de la mitología griega. Según Wikipedia, era un bandido y posadero del Ática), o sea: atormento el sentimiento por querer estirarlo o encogerlo y termino por desfigurarlo...

"Procusto tenía su casa en las colinas, donde ofrecía posada al viajero solitario. Allí lo invitaba a tumbarse en una cama de hierro donde, mientras el viajero dormía, lo amordazaba y ataba a las cuatro esquinas del lecho. Si la víctima era alta y su cuerpo era más largo que la cama, procedía a serrar las partes de su cuerpo que sobresalían: los pies y las manos o la cabeza. Si por el contrario era de menor longitud de la cama, lo descoyuntaba a martillazos hasta estirarla (de aquí viene su nombre). Según otras versiones, nadie coincidía jamás con el tamaño de la cama porque Procusto poseía dos camas, una exageradamente larga y otra exageradamente corta.
"Procusto continuó con su reinado de terror hasta que se encontró con el héroe Teseo, quien invirtió el juego retando a Procusto a comprobar si su propio cuerpo encajaba con el tamaño de la cama."

1 comentario:

Espaciolandesa dijo...

o_O

Me impactó la leyenda de Procusto... se me hizo algo muy extremo para decribir tu sentimiento.

Yo diría que es como cuando ya me acomodé el cabello de una manera decente y un pelillo rebelde no me gusta y me vuelvo a peinar y quedo peor y mejor me hago una cola de caballo :P