De "El canto del pájaro", Anthony de Mello

El discípulo se quejaba constantemente a su maestro:

«No haces más que ocultarme

el secreto último del Zen».

Y se resistía a creer sus negativas.

Un día, el Maestro lo llevó a pasear por el monte.
Mientras andaban, oyeron cantar a un pájaro.


«¿Has oído el canto de ese pájaro?»,
le preguntó el Maestro.

«Sí», respondió el discípulo.
«Bien; ahora ya sabes que
no te he estado ocultando nada».

«Sí», asintió el discípulo.

lunes, 28 de septiembre de 2009

maltrato

Cuántos misterios
tras las cicatrices
del lápiz mordido



7 comentarios:

Espaciolandesa dijo...

¿Un estudiante nervioso?
¿Alguien practicando dicción?
¿Quizá una mascota juguetona?
¿Una persona ansiosa?

Cierto... ¡cuántos misterios!

Unknown dijo...

aaaa tenia hambre!!!

tal vez

Karla dijo...

A mí me gusta más mascar plumas...
pero un lápiz mordido a tal grado...de finitivamente para escribir todo un cuento :D

Zarela Pacheco Abarca dijo...

Cuanto misterio...y verdad encierran esas marcas de pequeños dientes afligidos. Cariños amigo.

cielo claro dijo...

Que excelente foto, un làpiz asì de mordisqueado para mi son nervios, aburrimientos, ansiedad, toda una mezcla que està excelentemente representada en esa foto... genial.

Helena Luna dijo...

Este bien podría ser mi lápiz... como bien han dicho antes: el de una estudiante medio histérica y neurótica!
Un besazo.
Lena

Anónimo dijo...

pase por aqui ...salio bien .