De "El canto del pájaro", Anthony de Mello

El discípulo se quejaba constantemente a su maestro:

«No haces más que ocultarme

el secreto último del Zen».

Y se resistía a creer sus negativas.

Un día, el Maestro lo llevó a pasear por el monte.
Mientras andaban, oyeron cantar a un pájaro.


«¿Has oído el canto de ese pájaro?»,
le preguntó el Maestro.

«Sí», respondió el discípulo.
«Bien; ahora ya sabes que
no te he estado ocultando nada».

«Sí», asintió el discípulo.

viernes, 18 de septiembre de 2009

una pequeña semilla de linaza, mordida entre los dientes, para romper el ayuno.

la broma que le hago a una de mis perras, la que carece de sentido del humor.

las flores que compré para mi esposa a una vendedora ambulante .

una mariposa que sobrevuela despreocupada sobre unas hormigas afanadas.

la sonrisa de una niña que será muy guapa.

un arcoiris doble, muy cercano y luminoso.

varios descubrimientos de escritos bellos, mientras escucho viejos boleros de Julio Jaramillo.

¡la vida es bella!

3 comentarios:

Unknown dijo...

pero bien dicen, para sentirte vivo hay que sufrir y ponerse de pie las veces que sea

cualquier detalle, a veces el mas insignificante hacen de la vida mucho mas hermosa de lo que uno cree

Ligia dijo...

Es bella... para los que saben apreciarla como tú. Abrazos

Carmen María dijo...

Es bella, además, porque hoy leí esta entrada. :D